Álex Mumbrú: lo de menos son los números

11 junio 2018

Para hablar de Álex Mumbrú hay que tomarse un poco de tiempo y de distancia. Las grandes gestas cobran más importancia cuando se ha podido reflexionar sobre ellas y no hay prisa por escribir esa historia. Pero no queremos que su trayectoria caiga en el olvido por esta prudencia.

Fuente: ACB Photo

Más allá de cifras, de minutos, de internacionalidades -la dimensión cuantitiva que a veces tanto importa- hoy es el momento de ir a buscar en el baúl de los recuerdos. De esos que no llevan números, pero sí emociones. Si cerramos los ojos y hacemos una búsqueda mental que ponga Álex Mumbrú, nuestro buscador nos devolverá un montón de imágenes de Álex celebrando esa canasta que consiguió a base de talento. O quizás nos lo encontremos con la toalla al cuello, en el banquillo, pero a voz en grito ayudando a sus compañeros. Nadie puede bajar los brazos si Álex está cerca.

Su siguiente paso será quitarse la toalla y coger una pizarra para seguir ayudando a crecer a los jugadores. Lleva años con esa doble mentalidad de cuerpo de jugador y cabeza de entrenador. La transición será suave, nada traumática y a buen seguro muy efectiva.

El mejor síntoma de una buena carrera es cuando uno se pregunta «¿y qué vamos a hacer el año que viene sin Álex?» Vamos a perder algo de emoción, de esa garra que tenía como sello característico. Pero a cambio, va a crear una nueva camada de jugadores que llevarán la «Marca Mumbrú».

No podemos acabar este artículo sin mirar hacia dentro. Hacia la ABP, la Asociación de todos los jugadores. El trabajo de cohesión que Álex ha llevado a cabo tanto en su etapa como vicepresidente, como cuando fue un simple jugador más, ha sido sencillamente para quitarse el sombrero. Su altura de miras, su compromiso con el arraigo y la lucha de los derechos de los jugadores la disfrutarán las próximas generaciones.

Por esto, por aquello, por todo, ¡gracias Álex!

Rafa Jofresa