Cuidemos a los jóvenes. Miremos al futuro

4 julio 2023

Los veranos suelen ser sinónimo de éxitos para el baloncesto español y el pistoletazo de salida lo dan las selecciones de formación. El domingo pasado, nuestra selección U19 consiguió la medalla de oro en un campeonato del mundo, replicando aquel famoso éxito de Lisboa en 1999 con el que el baloncesto español dio un golpe encima del tablero mundial de nuestro deporte.


Aquella generación del 80 tuvo un reconocimiento inmediato después del oro, pero sobre todo disfrutaron de oportunidades en sus clubes desde el primer momento. Ellos supieron aprovechar esos minutos, aceptar el rol que en ese instante les correspondía y aprendieron de los mayores. En muy poco tiempo, fueron capaces de liderar y devolver al baloncesto esa ayuda inicial.


Veinticuatro años después, sabiendo que la fórmula funciona y que no es compleja de poner en marcha, debería reinar ese espíritu de ofrecer oportunidades, recursos, apoyo y tener un plan en el que los que dirigen lleven puestas las gafas de lejos. Quedarnos en elogiar durante una semana la medalla conseguida no nos llevará a ningún lado. Arrinconar su participación y presencia en la pista con excusas cortoplacistas y volver a mirar fuera para cubrir plazas tampoco será de gran ayuda para ellos.


Nuestro baloncesto demanda altura de miras, otear el futuro con una posición estratégica y generosa para que estas generaciones de jugadores con talento dispongan de lo que merecen: oportunidades para seguir este maravilloso desarrollo del que disfrutamos cada verano.

Foto FIBA.com
Foto: FIBA.com