30 septiembre 2014
Nada mejor dicho: empezar de cero. El 8 de Noviembre de 2013, se disputaba la sexta jornada de la liga. En el minuto 8 del primer cuarto, tras un salto caí desequilibrado y me rompí el cruzado anterior y el ligamento lateral interno. Estando en la camilla, mientras el médico me hacia las primeras pruebas, decía una y otra vez que volvería a jugar. No era consciente del alcance de la lesión pero tenía claro cuál era mi objetivo: VOLVER A JUGAR.
Durante mi carrera profesional, solo había estado parado catorce días y la recuperación de esta operación sería de seis a nueve meses. Desconocía la dureza de esta lesión, pero debía mantener vivo mi objetivo, en el que tengo que agradecer a mucha gente el apoyo recibido, lo que me daba fuerzas para seguir trabajando.
Después de un mes de trabajo de fortalecimiento previo a la operación, llegó el día. Esta se realizó en la Clínica de la Luz de Madrid, por el traumatólogo Dr. Jacinto Truchuelo, el día 11 de diciembre. La visita previa a la operación con el doctor me tranquilizó, explicándome todos los detalles de la lesión y su rehabilitación. Por eso, he de decir que es muy importante confiar en la persona que te va a realizar la operación.
Después de la intervención, fue sin duda, el momento más duro. Me sentía totalmente dependiente y sentía que retrocedía en mi objetivo. Fue en ese momento, donde empezaría de cero. Todo valía la pena porque seguía recibiendo mensajes de apoyo de toda la gente: aficionados, amigos, familia, compañeros y la FEB, que con un video muy emotivo consiguió emocionarme y darme fuerzas para superar esos momentos tan difíciles.
Ha habido cuatro pilares básicos en mi recuperación; el primero: mi familia que me ha ayudado y apoyado en todo momento; el segundo: el doctor Truchuelo, al cual agradezco toda su profesionalidad e interés mostrado en todo momento; el tercero: mi agente y amigo, Juanjo Bernabé, que siempre ha estado y está a mi lado; y el último y no menos importante: el fisioterapeuta del equipo, Víctor López, del que destaco su profesionalidad, dedicación total e implicación a nivel humano.
La primera fase de la recuperación duró mes y medio. Durante ese tiempo, pasé unas cinco horas al día en la camilla con Víctor. Además de ello, eran muchos los ejercicios que realizábamos aparte. Era agotador no poder valerse por sí mismo, pasando de estar con muletas a ir poco a poco recuperando la movilidad. Eso sí, con mucho dolor.
En la segunda fase empiezas a encontrarte mejor y las ganas por conseguir el objetivo marcado van en aumento. Esta fase, dura hasta los cuatro meses. Toca seguir trabajando muchísimo con el fisio, en el gimnasio y en la piscina. Las horas que se dedican van en aumento, llegando días a las ocho horas de trabajo. Te sientes un poco más cerca, pero cuando ves entrenar a tu equipo, te das cuenta que todavía queda mucho trabajo por hacer.
Durante la segunda y la tercera fase, además de todo el trabajo realizado había uno más específico con la maquina isocinética, para recuperar antes la masa muscular que se pierde tras la operación y que tanto cuesta de recuperar.
La tercera fase va desde los cuatro meses a los seis meses, donde me recordaba el doctor que aunque me encontraba bien, la plastia todavía no cumplía el tiempo biológico, para que no hubiera riesgo y era mejor no apurar los plazos.
Tengo que decir, que hasta ese momento no tuve ningún contratiempo, la rodilla respondió bien pero el trabajo con el tendón rotuliano lo tenía que seguir muy de cerca, para no tener recaídas por exceso de carga de trabajo. En esta fase, durante el mes de mayo empezaba hacer trabajo físico y de pista. Empezando a trotar, técnica de carrera, tiro a canasta etc. Aquí era muy importante ir asimilando las sensaciones y dolores que te provocan el volver a empezar con la dinámica de un deportista. Pasé de tener la dinámica de grupo al trabajo en solitario. La temporada termina, los compañeros se van y yo me quedo trabajando: por la mañana fisio, gimnasio, piscina y por la tarde pista. Se van cumpliendo poco a poco los objetivos que me voy marcando. Aunque siento cierto desánimo e incertidumbre por lo que pasará en el futuro a nivel profesional.
La cuarta fase, que va desde los siete a los nueve meses, vuelvo a casa a seguir trabajando en solitario. Es muy importante mantener tu mente fuerte, no pensar en nada que no sea tu trabajo diario de puesta a punto. Para eso, cada día cumplía con mi rutina: mucho trabajo de pista, gimnasio y más gimnasio.
El objetivo está cerca pero no quiero volver de cualquier manera, por eso sigo trabajando con más fuerza si cabe.
En agosto, se me presenta la oportunidad de asistir al campus de entrenamiento de la ABP. No lo dudo y voy. Creo que estoy preparado aunque llevaba ocho meses sin entrenar con un equipo. Fue un momento muy importante para mí, el poder comprobar el trabajo realizado en los últimos meses. Quiero agradecer a la ABP esta oportunidad, así como al cuerpo técnico y jugadores que estuvieron conmigo allí. Fue una experiencia muy positiva a nivel personal y a nivel profesional. También sirvió para que otros equipos vieran mi evolución.
Nunca me lamenté de lo que pasó, pasó y seguí adelante. A mis 37 años es el mayor reto que he tenido que superar en mi vida profesional. Ahora cuando salto a la pista, intento disfrutar cada segundo que estoy en ella. No me hubiera perdonado no haberlo intentado. El objetivo está cumplido, actualmente estoy jugando en el Autocid Ford Burgos, el mismo equipo donde me lesioné el año pasado, salgo mas reforzado de esta experiencia. Lo que no te mata te hace más fuerte o lo que me decía mi amigo Sergio Sánchez, “el pinzas” (ex preparador físico de Fuenlabrada): “tío, eres como el corcho, aunque te hundan siempre terminas flotando”.
Aprovecho para mandar desde aquí un mensaje para todos los jugadores que tienen que pasar por aquí, sé que nada es fácil, hay que ser constante y perseverante y ante todo tomártelo con buen humor, lo que hace que todo sea mas fácil para ti y los que te rodean. Cuando vuelves ya nada es igual, ahora disfrutas al máximo cada minuto que entrenas y juegas. Hay etapas en la vida que no volverán, por eso hay que disfrutarlo al cien por cien.
Un fuerte abrazo,
Jorge García