5 septiembre 2019
Tres partidos de un Mundial dan para hacer determinadas lecturas. Mi reflexión la hago 24 horas después de que la selección española haya ganado a Irán.
Repasando mentalmente el juego de España y viendo “los toros desde la barrera” parece evidente que esa sensación de rodillo a la que esta selección nos tenía acostumbrados ha desaparecido, aunque no podemos olvidar que en anteriores citas también costó entrar en “el momento dulce de juego”.
También es cierto que lo que hasta ahora el aficionado ha visto como “rivales fáciles”, son equipos incomodísimos y con calidad en sus filas. Entonces, ¿dónde debe mejorar el equipo para recuperar sensaciones y transmitirlas? Sinceramente, no creo que estemos tan lejos de mostrar nuestra mejor versión. Aunque hay dos puntos prioritarios, bajo mi punto de vista, que debe mejorar el equipo de cara al primer partido contra Italia.
El primero de ellos es la sensación de cohesión del equipo, sobretodo en ataque. Sabiendo que todo jugador desea salir lo más concentrado posible sea cual sea la importancia de cada partido o competición, quizás individualmente pueden dar un paso adelante. En los tres partidos hemos llegado al descanso con el marcador igualado. Mañana, Italia nos va a demandar mucha más actividad para competir. Su juego es muy versátil, con jugadores exteriores que se atreven a postear, y los teóricos interiores juegan sin problema de cara al aro. Es necesario mostrar una sensación más sólida y unida, intentar no permitir parciales en el marcador que generen ciertas dudas a la hora de atacar.
Si conseguimos alcanzar ese alto nivel de concentración y cohesión, deberíamos lanzarnos al siguiente objetivo: ser capaces de generar más movilidad en ataque. Estoy seguro que los propios jugadores anhelan algo más de fluidez ofensivamente, no solo del balón sino de cada uno de ellos. Quizás estar más activos para generar preocupaciones en la defensa y tener algo más de equilibrio entre la capacidad de resolución de cada jugador y las canastas que provienen de la movilidad del balón.
Una última reflexión en voz alta: no creo en eso de la segunda unidad. Quizás porque casi toda mi carrera pertenecí a ese perfil de jugador que salía desde el banquillo en cada partido. Cada jugador es importantísimo y cada jugador que Sergio Scariolo ha escogido es “top” y tiene un nivel tremendo. El equipo dispone del suficiente nivel para que todos sumen. Cada uno a su manera. Unos anotando, otros ofreciendo ventajas sin balón, otros generando errores desde la intensidad defensiva. Esto ayudará a ese primer punto del que hablaba: la cohesión del equipo.
Compitamos contra Italia. Disfrutemos. Tenemos calidad de sobra. Vibremos con cada jugador de la selección y con el equipo técnico del que disponemos. Crezcamos desde este partido también. Cada partido empieza con un empate a cero. Nos estamos tan lejos.
Tomás Jofresa
Exjugador internacional