Vicente Ramos, la ambición de un incombustible

4 noviembre 2014

Siempre abierto a compartir experiencias y conocimientos, sin guardarse nada. Vicente Ramos, es un ejemplo de buenos valores para los jóvenes deportistas. A sus 65 años sigue haciendo deporte a diario y cumple con sus obligaciones y devociones sin retrasos.  No dudó un segundo cuando le planteamos esta entrevista. Es un lujo contar con él en nuestra web, pero podéis seguirle en su propio blog. ¡Gracias Vicente!

 

Cómo químico que eres, ¿te atreves a dar los componentes de la fórmula del éxito? 

La fórmula “tópico” (no confundir con una pomada de uso tópico, de aplicación cutánea) contendría algunos, muchos o todos de los siguientes componentes = Esfuerzo + Dedicación + Ilusión + Respeto al adversario + Trabajo + Compromiso + Integración + Compañerismo + Autocontrol + Espíritu de sacrificio + Disciplina + Espíritu de superación + Confianza + Superación del resultado adverso (enseñanza en la derrota) + Xn…

Pero los ingredientes de la fórmula que no pueden faltar en las recetas de los equipos son el Talento (todos tenemos alguno y algunos mucho), Etica en nuestro comportamiento, Orgullo de Pertenencia, bien a la institución o club del que se trate (pertenecí al Ramiro/Estudiantes primero y a un Real Madrid de mucha calidad después) y el Respeto y Admiración a tus compañeros que te hagan sentir orgulloso de pertenecer a ese equipo.

Ese orgullo lo sentí igualmente cuando pertenecí al Equipo Nacional.

En el puesto de base hay un componente adicional de ser “unidad de servicio” a los otros puestos, aleros y pivots, que son más realizadores.

De jugador pasaste a entrenador. ¿qué te hizo que no continuases con esa carrera?

En mis tiempos de jugador el mensaje que recibíamos desde las partes interesadas, padres, profesores, entrenadores y directivos era absolutamente unívoco. Estudia y prepárate para el futuro, porque la etapa de jugador pasa pronto y tendrás después que desempeñar un puesto en el ámbito laboral. Tan hondo caló en mi ese mensaje que mi etapa de entrenador fue un simple tren de paso hasta el transbordo al mundo laboral. Ahora ya en la distancia y dado que obtuve mi título de entrenador nacional antes de retirarme no me habría importado continuar siendo entrenador y haberme desarrollado en esa faceta.

Es habitual ver esa transición, pero ¿Ese paso es tan natural como parece?. ¿ser buen jugador es una gran ayuda para ser buen entrenador?

Estoy convencido que es una gran ayuda, pero por si solo no es garantía de calidad o éxito en el ejercicio de la profesión del banquillo. Además hay que poseer otros talentos, que en muchos casos que conozco comienzan a desarrollarse ya en la etapa de jugador, muchos de los cuales están contemplados en la fórmula anteriormente desarrollada.

Aquella famosa foto representaba la ambición. ¿es un valor que se aprende y se mejora?

Mira, aquí aportas tu mismo otro de los ingredientes de la fórmula incluidos en ese anterior Xn genérico. Creo que es en gran porcentaje un don que recibes, pero que también se puede entrenar y mejorar. Aprenderlo desde cero me parece mucho más difícil. Si tienes la fortuna de compartir camiseta con jugadores con ambición te la contagiarán y se desarrollará en ti.

 

Siguiendo con la ambición, ¿puede traspasarse de generación en generación dentro de un vestuario?

Aquí me vais a permitir que os remita al libro recientemente publicado EL BALONCESTO Y LA VIDA, de Juan Corbalán, donde lo explica con mucha amplitud y conocimiento de causa. Pero desde luego puede transmitirse entre generaciones. Ello exigiría una continuidad en la estructura del club y en lo que llamaríamos el esqueleto del equipo.

 

Siempre te has mostrado muy identificado con tu “promoción”. ¿crees que actualmente falta ese apego a tu club? 

Con mis “promociones”. No es sólo una. Se tiende a identificarme con ese Real Madrid de los años 70 de gran éxito, pero no puedo olvidar mis orígenes estudiantiles, jugando desde las categorías inferiores hasta el primer equipo, desde los 10 a los 21 años.

Esa falta de apego creo que se debe a una búsqueda de la inmediatez en la compensación, bien económica o bien deportiva, lo que impide alcanzar con éxito proyectos deportivos de futuro planteados a medio-largo plazo. En la actualidad observamos como los jugadores pasan por muy diversos equipos en los que no se arraigan y donde se busca con preferencia esa inmediatez.

 

Por último, permitidme terminar con una anécdota. Yo jamás he sido del “mismo Bilbao”, como Itu. Es decir, que aunque de Madrid, no he sido para los del Ramiro perfecto azulón, sino azul desteñido por mi paso al odiado equipo blanco y para los de blanco era un gris desteñido tirando a blanco por el enorme tufillo que siempre desprendí defendiendo a los de la calle Serrano. Pero afortunadamente he sido y sigo siendo muy querido por todos mis compañeros de uno y otro equipo.

Un abrazo cargado de envidia a todos los jugadores en activo que nos lean. Disfrutad mucho con vuestra profesión actual. Es inigualable. Como en el mito de Fausto, vendería mi alma al diablo por poder estar donde estais ahora vosotros. Y pensad que deportista se puede ser toda la vida; jugué como veterano hasta los 65 y en la actualidad al no poder practicar nuestro deporte por causa del deterioro de mis rodillas nado todos los días en una especie de liturgia que conduce, ya jubilado, a una obligación adquirida de entrenar a diario.