Mis recuerdos de la Copa del Rey, por Vicente Ramos

4 febrero 2015

Parafraseando al poeta sevillano Antonio Machado y sus versos “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla…”, mis recuerdos de la Copa del Rey son de un patio de colegio, el Instituto Ramiro de Maeztu, donde me eduqué.

Al final de la temporada 62-63, el Estudiantes ganaría su primera Copa del Generalísimo, como entonces se denominaba tal competición, siendo yo todavía juvenil y con mi hermano José Ramón como máximo encestador del equipo, consiguiendo 39 puntos en la semifinal contra el Picadero y 26 en la final contra el Real Madrid al que también derrotaron. Yo lo vivía muy de cerca al tener a mi hermano mayor destacando muy notablemente en ese equipo, y al ser el espejo en el que yo, todavía juvenil, me miraba y soñaba con alcanzar algún día la presencia en el primer equipo de Estudiantes.

Copa del Rey 63/64. Estudiantes

Estudiantes 63-64

No tardaría mucho en llegar mi oportunidad, pues al final de la temporada siguiente, la 63-64, un grupo de tres jugadores que destacaron en el equipo inferior fueron ascendidos al primer equipo para disputar la Copa de la primavera 64 en Lugo. Éramos Emilio Segura, Aito García Reneses y yo mismo. Alumnos aquel año del curso preuniversitario en el Ramiro, vivíamos la ilusión de viajar y jugar con “los mayores”, teniendo tan sólo 17 años. Un recuerdo imborrable. Como también recuerdo a muchos de nuestros compañeros de colegio viajando por diferentes medios a ver aquella competición. El Estudiantes se hospedó en una pensión, nada de hotel, e incluso tuvimos que dar cobijo en una de nuestras habitaciones, sin que lo supiera el entrenador, a un alumno que no tenía “posibles” para costearse la noche en Lugo.

La competición se disputaba por aquel entonces con equipos de primera y segunda división y jugando las eliminatorias a doble partido en las dos canchas para los cuatro mejor clasificados disputar semifinales, consolación (perdedores de semis) y final. También hay que destacar que los jugadores extranjeros no podían participar en tal competición, por lo que los equipos que se nutrían de su cantera no tenían la desventaja de la Liga Nacional en la que si se alineaban los extranjeros.

El Estudiantes perdió con el Aismalibar de Moncada y el Madrid hacía lo propio con el Picadero de Barcelona. A destacar que en el Picadero jugaba José María Jofresa, padre de nuestros queridos Rafael y Tomás, y que ganaron esa final al Aismalibar. En el partido de consolación le endosamos al Madrid un tanteo de 114-62, si bien hay que advertir que no jugaron Luyk y Burgess por no ser españoles ni Emiliano y Sevillano, que estaban lesionados, y que habiendo llevado también el Madrid a algunos jugadores juveniles de último año reservaron a sus titulares una vez que no tenían opción al título.

De las cuatro siguientes temporadas que jugué con el “Estu” y que se celebraban ya con eliminatorias a doble partido hasta quedar únicamente dos equipos que son los que jugarían la final, en la primera perdimos en cuartos contra el Náutico de Tenerife, que entrenaba Pepe Cabrera y en el que jugaban Cejas, Catu Plasencia, los hermanos Tavío y un jovencísimo Cristóbal Rodríguez.

Copa del Rey. En la cancha del Naútico de Tenerife

En la cancha del Naútico de Tenerife

Llegados a este punto hay que señalar que muchas canchas por entonces eran descubiertas, como las del Estu y del Náutico. La solera del campo de Ramiro, que después pasaría a ser llamada La Nevera y cubierta primero con un techado translúcido y posteriormente cerrada lateralmente, era de asfalto bastante abrasivo. Si te caías en ella, las quemaduras que te producías no llegaban al tercer grado, pero os aseguro que las huellas te duraban bastante tiempo. Y la suela de las zapatillas, nacionales (marcas EYA o AMIGOS), nada de Converse que no había en España, se recauchutaban en los talleres que a tal menester se dedicaban con las ruedas de los camiones. España en general era bastante pobre por aquel entonces y a todo había que sacarle el máximo rendimiento antes de poseer algo nuevo.

Sin embargo, la solera del Náutico era de plaquetas de terrazo, por lo que el agarre, incluso en seco, era bastante comprometido. En aquel partido nos llovió, por lo que la pista era más de patinaje que de baloncesto y nos sacaron una diferencia que no pudimos enjugar en el segundo partido en casa. De las tres siguientes dos las perdimos con el Madrid en semis y una contra el Picadero igualmente en semifinales.

A partir de ese momento,  nos encontramos en la temporada 68-69, ficho por el Real Madrid y juego diez temporadas con el equipo merengue. Algo más tarde tiene lugar una transcendental decisión de mi querido Clifford Luyk, el cual se nacionaliza español y contrae matrimonio, lo cual permite que se alineen, como más tarde ocurriría con mi no menos querido Wayne Brabender, como españoles y el mismo salto de nivel y calidad de juego que adquiere el Equipo Nacional con su incorporación, lo adquiere el equipo del Real Madrid en sus participaciones de Copa.

Era un momento de inicio del desarrollo deportivo en provincias y en varias ocasiones se dio el caso de que la final se hacía coincidir con la inauguración de un nuevo pabellón en provincias. Tal es el caso de mi primera final con el Madrid en Orense, en la que perdimos contra el Juventud de Lluis, Alfonso Martínez, Enric Margall y Nino Buscató. Una vez más, mis felicitaciones a aquel formidable equipo de la Penya.

Real Madrid 1969

Real Madrid 1969

A continuación vencimos en las seis ediciones siguientes, León en el 70, con inauguración de polideportivo en Vitoria en el 71, La Coruña en el 72, Paterna (Valencia) en el 73, Alicante en el 74 y Jaén, de nuevo con inauguración, en el 75 con despedida de Pedro Ferrándiz, quien lo hacía, según sus propias palabras, porque “los títulos se le salían por las orejas” (Pedro siempre tan humilde…) y dejando a Lolo Sáinz, quien era su segundo entrenador y delfín, como primer entrenador para la siguiente temporada.

Y llegamos a Cartagena a la final del año 76 con una novedad introducida por Lolo. Permitió en esa ocasión que las mujeres y novias oficiales de los jugadores viajaran a ver la final. Debimos perder algo de concentración con la novedad de nuestras mozas en el campo y perdimos nuevamente contra la Penya. Como podeis imaginar, aquella derrota impediría que pudieran viajar nuevamente en el futuro.

También es destacable que Franco falleció en el 75 y que a partir del año 77 pasaría a llamarse la competición Copa del Rey. Y asi llegamos a la final de Palma de Mallorca en la primavera del 77 que volvimos a ganar, para perder la siguiente del 78 en Zaragoza contra el Barcelona tras una prórroga.

Y ese fue mi último partido oficial de Copa del Rey, pues el 30 de Junio de 1.978 me retiraba habiendo disputado 15 competiciones. Sin embargo, la temporada no había terminado para mi, pues tras haber conquistado la “Copa” de Europa en Abril de ese año, también ganamos la “Copa” Intercontinental en Buenos Aires el 25 de Junio, pero eso ya son otras “Copas” y otras historias…