19 septiembre 2020
Hace 3 meses, todos los apasionados de este deporte disfrutamos pudiendo volver a ver baloncesto. Era una fase final atípica, excepcional en época de pandemia, para la que se creó una burbuja que protegiera a todos los que allí estuvieran.
81 días después, el balón volverá a devolvernos la sonrisa. este fin de semana, vuelve nuestro baloncesto. Volveremos a oír con nitidez el silbato del árbitro, las instrucciones de los entrenadores, las zapatillas chirriar contra el parqué. Pero de momento, no oiremos a los aficionados animar a sus equipos. Es el peaje inicial por volver a tener los pabellones llenos dentro de poco tiempo.
La situación no es fácil para los jugadores que cada partido saltan a jugar y 48 horas antes han debido hacerse una prueba para garantizar que no haya contagios. La exposición es alta, pero el deseo de jugar lo compensa.
El trabajo coordinado entre liga, médicos y jugadores fue una de las claves del éxito en a burbuja de Valencia en junio. Ahora comienza otra temporada, no exenta de riesgos por el COVID-19, y hubiese sido normal haber conocido el protocolo sanitario para la competición de la mano de la Liga ACB. Pero el mismo día que comienza la competición, aún no nos han informado del mismo. La ABP, representante legítimo de los jugadores profesionales, no puede estar al margen de las decisiones que se tomen, especialmente cuando se habla de salud. No nos cansaremos de reclamar un espacio para que se nos escuche y ser partícipe de las decisiones.
Tenemos 38 jornadas de por delante. Es momento para pedir un deseo y mandar un recuerdo. El primero es que la salud nos respete y no haya lesiones ni contagios. El recuerdo es para los aficionados. Sin ellos falta algo, pero volveremos a sentir su aliento y su apoyo para conseguir finalizar el puzzle completo del baloncesto con todas sus piezas.