21 agosto 2020
En su época de jugador, Andrés era feliz con el balón en las manos. Apenas unos días después de decidir que se muda a un banquillo, su cabeza piensa en las dos dimensiones de la pizarra de un entrenador. Pero también habla de aventuras empresariales que arranca. El caso es no parar y transmitir pasión por lo que hace.
Mediados de agosto y después de muchos años sin una pretemporada a la vista. ¿Cómo llevas estos primeros días?
Está siendo un verano raro porque lo normal es que estuviera ya entrenando. Después de anunciar que dejaba de jugar y iba a ser entrenador, me he tomado unos días de vacaciones. A partir de la semana que viene, esperamos poder hacer físico ya al aire libre, con grupos reducidos y poco a poco ir metiendo al equipo en la dinámica. Estamos aún haciendo el equipo y esperando más información sobre los protocolos.
¿Por qué tomaste la decisión de dejar de estar en activo?
Después de un año sabático en el que no he jugado, mi intención era seguir un año más. Tenía ofertas, incluso este año en Madrid, después de muchos años, teníamos equipos en LEB Oro y LEB Plata. Pero durante la cuarentena, también estuve hablando con varios clubes sobre la posibilidad de incorporarme como entrenador de formación mientras seguía jugando. Sin embargo, cuando llegó la oportunidad de entrenar en CB Getafe todo cambió. Es una opción que me motiva mucho y me da tranquilidad estar cerca de mi amigo Iñaki de Miguel.
Hace 5 años hablamos contigo y no sabías muy bien cómo afrontar el momento y no tenías claro si ibas a dedicarte al baloncesto. De momento, te pasas a los banquillos, pero ¿tienes intención de dedicarte profesionalmente a ello?
Fui estudiando y obteniendo todos los títulos de entrenador por si alguna vez me llegaba la oportunidad, poder decidir si cogerla o no. De momento, voy a entrenar en un equipo de 1ª nacional y la idea es crecer juntos. Luego ya veremos qué ocurre. Quiero vivir el momento y tomarme este año como un aprendizaje. El tiempo dirá si puedo llegar a tener una trayectoria como la que he tenido de jugador.
Si echas la vista atrás, tendrás muchas momentos para recordar. ¿Cuáles son aquellos que te gustaría contar dentro de muchos años?
18 años dan para mucho. He tenido la suerte de jugar Euroliga, una final de la Liga ACB, he jugado para no descender. Muchos recuerdos.
Recuerdo un partido muy especial en un partido para el descenso Estudiantes – Murcia en Madrid. Yo jugaba de visitante y fue un choque de emociones. Enfrente estaba Estudiantes que no deseaba que descendiera, pero me debía a mi club. Finalmente ganamos con mucho sufrimiento pero recuerdo un ambiente «especial».
No me quiero olvidar de las personas. Muchos compañeros y entrenadores con los que he coincidido también los considero parte de la mochila de estos años.
En estos 18 años, ¿hacia dónde crees que ha cambiado el baloncesto nacional o internacional?
A nivel de selecciones hemos dado un paso adelante muy importante, gracias a la generación del 80. Siempre estamos demostrando en categorías de formación, masculino y femenino, que somos muy competitivos. Pero algo estamos haciendo mal porque esos chicos no consiguen tener importancia, no ya en ACB, sino en ligas FEB. Este año han cambiado las normas, y espero que esos jugadores tengan más minutos e importancia. Entre todos debemos fomentar el producto nacional. Por desgracia, muchas canteras miran demasiado fuera y poco dentro.
Ahora estarás más cerca de las categorías de formación. ¿Cómo ves a los jugadores jóvenes?
Cada vez tenemos más medios para entrenar mejor. Eso repercutirá en su formación. Ahora es necesario ponerles a jugar, apostar por ellos. Debemos estar todos comprometidos con la formación para tener resultados unos años más tarde.
En aquella entrevista, te preguntábamos por el consejo que dio algún compañero. Es el momento de que el consejo salga de ti hacia algún joven….
A los jóvenes les diría que se diviertan trabajando duro. Que llegar arriba es muy complicado. Las nuevas generaciones parece que han perdido la ética de trabajo de años atrás. Que no se pongan metas, que el día a día lo disfruten y el trabajo al final dará sus frutos.